¿ Acompañado o enamorado?

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          Encontré la foto en «facebook»  y me dio que pensar la  frasecita de Riso.

      En los momentos vitales en los que nos sentimos muy solos y todo parece estar en nuestra contra, corremos el peligro de agarrarnos a la primera estrella que vemos en nuestro cielo oscuro, aunque resulte ser fugaz y acabe irremediablemente llevándonos  a sufrir otro desengaño más que sumar a nuestra larga lista, con todo el dolor que acarrea el haber confundido algo auténtico con algo pasajero.

        Una lección he aprendido con todas mis malas experiencias en el amor: si lo que nos apetece de verdad es un amor comprometido y firme, no deberíamos buscarlo  hasta que hayamos aprendido a amar nuestra soledad.

Publicado en CAMINOS, DESCUBRIÉNDOME, EL AMOR SIEMPRE LLAMA DOS VECES, O TRES., YO | Deja un comentario

Quererse también por fuera

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     Fue en un momento, a los pocos días de tomar la decisión de separarme, en el que reparé en mi imagen en el espejo. Estaba hecha un desastre. Y no sólo por las ojeras, por los ojos hinchados de tanto llorar, y por el pelo despeinado después de dormir, no, no era eso. Tenía la mirada triste, y esa falta de brillo transmitía tristeza. También me sobraban bastantes kilos acumulados durante años por esa gula compulsiva que genera el sufrimiento y la necesidad de llenar el vacío interior. El abandono de la imagen es un síntoma claro de que no nos queremos a nosotros mismos. Y decidí que eso no podía seguir así. Ya era hora de pasar página, de comenzar de nuevo con energía, de vivir la vida mejor.

     Me puse manos a la obra: inicié una estricta dieta y perdí todos los kilos de más en unos meses. Me costó mucho cambiar mis hábitos alimenticios, pero lo conseguí. Comencé a usar la bici estática y a realizar una breve rutina de ejercicios sencillos cada mañana. Al principio no aguantaba ni dos minutos y me dolía todo. Ahora se ha hecho algo casi imprescindible y ya no me cuesta nada hacerlo. 

     El segundo cambio fue en la peluquería. Desde niña llevaba el pelo largo, peinado hacia un lado, liso, soso… Ahora además tenía algunas canas incipientes, más fruto del sufrimiento que de la edad, que nunca me había atrevido a cubrir. Me hice un corte más moderno y me teñí el pelo con un tono cercano al caoba y mechas más claras, llamativamente discreto…

      El tercero fue ir a un salón de belleza por primera vez en mi vida y acostumbrarme a frecuentarlo mensualmente: tratamientos para la piel, pedicura, manicura, depilación profesional … Mi rutina de madre-de-familia-numerosa-ahorradora-que-nunca-piensa-en-ella misma no cuadraba con tener un presupuesto mensual para estas cosas y me costó incluir una partida para estos gastos, pero ya me he acostumbrado y he entendido que cuidarse a uno mismo también es importante.

      En estos meses también he renovado muchas prendas de mi ropero, unas por la talla y otras porque ya no me sentía cómoda vistiéndolas con mi nuevo yo.

    Ahora me miro en el espejo y me gusto también por fuera; estoy satisfecha con mi  metamorfosis. Parezco diez años más joven que antes y mis ojos tienen el brillo que habían perdido. Me quiero también por fuera. Como debería haber sido siempre y no fue.

 

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